lunes, 2 de junio de 2008

Merlyn

Los rugidos de una tormenta invisible ensordecían mi mente y no me dejaban dormir. En la negrura de una casa tan mía como de nadie, una silueta delicada y dulce se dejo ver, una criatura de pies delgados y delicadas manos, con voz de alarma y ruego. Se deslizó por mi habitación, me dejó ver sus enormes ojos color tierra mojada, aroma a café y me envolvió con sus brazos.
- No llorés más pequeña.

Y al escucharle mis lágrimas cesaron.

Tardes mágicas e infinitas, de olor a madera y a café con sabor a paz y regocijo. Eternas noches en la contemplación de una tierra mágica, de excéntricos personajes. Me hizo partícipe de la mejor de sus fantasías, y juntas nos sentamos a esperar la casualidad más grande de su vida, que seguimos deseando ver llegar.

Mujer de fuertes palabras y mirada delicada, mujer de fuego y agua, señora del amor, guerrera de la muerte, niña sonrisa, elegancia intermitente, creyente de sí misma. Muralla fortificada, la que nunca se cae, la que todo lo puede, la que intenta y comprende todo, la que tiene un orden exquisito, la de belleza infinita, la del amor eterno, la que sueña despierta, la que espera el sol de la media noche, la que conoce más de lo que sabe, la de pestañas de alas de mariposa, la multifacética, la mil expresiones, la del buen vestir, la de la gran cabellera… en el piso, la de pasos de vampiro, la que tiene en su poder la llave del mundo de las risas.
La he conocido, he vivido con ella, ha sido mi compañera, mi hada, mi estrella mi confidente, mi enfermera, mi sombra en una casa oscura, la que me daba miradas tenebrosas, la que me leía la mente, mi amiga, mi conciencia, mi hermana, mi Merilyn.

Para vos, que sabés todo lo que te agradezco.

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